Sabemos que tenemos que enfrentarnos a ella. No va a poder con nosotros. Pero la desdicha de manifestar éstos signos a una tierna edad, no tiene perdón. A pesar de eso, los niños son más fuertes que lo que algunos creen.
Son el receptáculo de la inocencia del futuro.
Ni la vida puede con ellos.
Creedme. Fuertes, como ningún adulto.
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