Los coleccionables son un magnífico botín para el comercio, solo hay que encontrar a la persona adecuada (o bichejo adecuado, da igual) que esté interesado en el intercambio.
Para Yooka y Laylee no les vendrá nada mal tener a mano a un contrabandista para que les de partido a todos esos preciosos ítems que recojan. A cambio, es muy probable que éste les enseñe nuevos movimientos para avanzar en su aventura, puesto que necesitan un avispado maestro para aprender todas esas habilidades que la naturaleza no les ha querido otorgar de forma innata.
Ahora bien, no todo lo que se encuentra tirado en la jungla vale para el cambio. Hay auténticas reliquias de generaciones pasadas olvidadas por ahí...
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