►Las primeras impresiones son, muchas veces, con lo que nos quedamos al final, verdad?
Pues no dejéis que os apabulle el miedo o el rechazo. Ahí donde vemos a un malévolo
señor gigante con ganas de exterminar todo aquello que entre en su madriguera resulta ser en realidad un pobre tipo con un problema médico
importante.
Deja tu espada a un lado, cógele de la manita y llévatelo a urgencias... luego regálale una piruleta y una sonrisa. Asi seguro que se anima el pequeñajo.
Eso, si mientras durante el trayecto no te casca el cráneo de un bocado como un animatrónico. Porque menuda boca (y, por extensión, mandíbula) se gasta el tío. Yo no me fiaría, por si acaso.
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