Como chaval de los 90s he podido tener entre mis manos una cantidad, si bien no propios,
desproporcionada de muñecos. Algunos más conseguidos que otros, algunos transformables, algunos que dabas gracias a algún ente supremo por crearlo, otros nefastos y que te hacían llorar de dolor, pero la iniciativa cuando eramos jóvenes no era tanto qué tan bien hechos estaban sino
cuanto podíamos jugar con ellos, luego cuando crecíamos ese potencial jugabilístico desaparecía para dar paso al potencial decorativo.
La industria del muñeco es inmensa con algunas compañías con productos de calidades excelentes. Algunas como Megahouse, First4Figures, Volks, Nendoroid o Banpresto crean preciosas obras de arte con plástico, muchas veces
fuera del alcance de muchos mortales por sus precios metaestratosféricos, pero que si buscamos la calidad sobre todas las cosas posiblemente habremos de acudir a ellos. Fieles réplicas o monigotes chibiescos que siguen siendo fieles a los personajes originales, sin duda prefiero algo así de precioso antes para colocarlo en mi estantería que un delicado jarrón asiático que me la trae muy al fresco.
Bien, pero tenemos que ser conscientes que no todo el mundo está cabalgando en el dolar y la clase media (o baja después de la maldita crisis) también tiene derecho a tener en posesión esos personajes versión muñequiles para honrarlos en sus casas, y creo que ahí es donde entra uno de mis archienemigos actuales: el
FUNKO POP.
No me malinterpretéis una vez más, mi sonrisa irradia bienestar cuando admiro a alguien irse contentote a casa con un muñeco de aquel personaje que andaba buscando y me parecería perfecto si no fuese por la
pereza que desprende esta marca.
Los Funko Pop se han ido poniendo de moda por varios motivos:
-Su precio es
irrisorio comparado con otras figuras en el mercado (+/-13€ por figura).
-Sobre unos
10cm de altura.
-El aspecto
mono-cabezón-kawai atrae a mucha gente.
-La
variedad entre personajes es puto enorme, y va en crescendo.
-La calidad de las figuras es de un
vinilo más que aceptable.
-Su potencial para la
exposición es bastante, bastante alto.
Por todo esto, el target de comprador para este tipo de figuras va desde el menudo más chiquitajo de la casa hasta el yayo sin dientes medio vegetal que está en vuestra mecedora. Da igual el género. Da igual la religión. Todo eso el Funko's Master lo tenía presente y ha creado la
ecuación perfecta para pasarse estas limitaciones por los mismísimos genitales. Han conseguido un amplísimo rango de compradores nunca antes superado por otro producto que no fuese el
agua embotellada. De todo lo que se te ocurra, existe un Funko Pop esperándote.
Bravo por ellos. Da puto miedo.