Pero asaltan las dudas cuando piensas en el futuro de este servicio. Es cierto que al adquirir un producto virtual, solo estás pagando por la licencia de uso del mismo, pero igualmente estás pagando por ella y eres poseedor de esta licencia y si es así debería tener la potestad de poderla ceder en un testamento a quien buenamente quieras, no?
Pues contradictoriamente, como en tantos otros términos legales de servicios virtuales, este acto NO está contemplado como una posibilidad, cosa que dejaría tu cuenta de Steam tras tu muerte (tras haber invertido X en ella) en el limbo sin que nadie la pudiese volver a reclamar. Es cierto que existe la posibilidad de compartir tu biblioteca con familiares y amigos, pero legalmente ellos no serán nunca dueños de tus títulos, ni siquiera habiéndolo especificado en tus últimas voluntades.
En Eurogamer investigan sobre este concepto que, lógicamente en el mundo actual en el que vivimos, ya tarda es aparecer de una u otra forma:
Por eso me gustan los juegos de descargar el archivito y poseer siempre tu juego guardado en el disco duro (o, al menos, hasta que se te fastidie el disco duro).
ResponderEliminarPor otra parte, ¿no sería más fácil darle mi cuenta y mi contraseña a quién se lo quiero dejar? Así podría acceder a todos mis juegos sin problemas. Y si hace alguna pifia, allá él. No creo que Steam tenga oficinas en el Cielo o en el Infierno (al menos aun).
Sobretodo por la garantía de que le llegará a este compañero o familiar, puedes diñarla HOY mismo y si no tienen ellos ya los datos de tu cuenta quizás sea solo un usuario más olvidado en la infinidad de internet. Por ello, como servicio al cual le has estado poniendo billetes y dedicación, lo lógico posiblemente es que directamente tus descendientes (o aquel a quien se le has legado) adquiriesen la potestad de tu cuenta de forma segura y fiable.
EliminarPuede que me emparanolle cosa mala, pero a otro nivel es como si tu legases a alguien toda esa estantería lena de cartuchos... solo que estos sí que no necesitan un marco legal para regular su donación.