Hace mucho ya, a un señor y a su tripa se les ocurrió crear un juego pixelado tridimensional donde la gente viviría en paz y armonía
construyendo o sobreviviendo a las adversidades. Un mundo que expresaba perfectamente las palabras aventura, desesperación y colaboración. Luego la terrible nación youtuber destruyó la reputación de ese paraíso con sus cientos de videos por minuto y la corrupción de mentes de millones de niños rata que invadieron todo aquello.
...este mundo
perdió su gracia... nos fue cedido como una bendición, pero la aborrecimos y odiamos como los Lunes o las ostias en el dedo meñique. Prácticamente no queda nada de él.
A pesar de que siguen existiendo grandes
baluartes de auténtica resistencia fan, Minecraft como experiencia colectiva multitudinaria ha ido recibiendo cada día que pasaba más y más ataques de muerte hasta que finalmente
la moda pasó, ahora nadie se acuerda de él y aquellos que se acuerdan solo tienen en mente ese show de imbecilidades que hemos mencionado antes.
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Cuando empiezas a rememorar viejos tiempos... |
¿Qué porqué un post así ahora? El otro día fui a una pequeña reunión de colegas y hablando de como nos hemos ido distanciando o como la vida nos ha cambiado, recordamos esos primeros momentos en el 2012 donde, terminados los estudios, nos pasabamos las tardes
riendo a carcajadas dentro de un pequeño servidor que considerabamos nuestra pequeña maravilla.
El como nos llegó aquel trozo de cielo fue gracias a 4chan y siguiendo la estela de enlaces por aquí y por allá, terminé en el lugar donde una versión comprimida Lite estaba esperándonos con los brazos abiertos. Una vez que la dominamos individualmente comenzó
el periplo en equipo, costándonos la puta vida crear un servidor, el júbilo llegó cuando conseguimos vernos invivo dentro de un mismo mundo y de ahí... a la locura de la felicidad.
Puede que os suene exagerado, pero no habiendo disfrutado nada del World of Warcraft y teniendo muy lejano ya los días de máximo esplendor del Diablo 2, este múndo cúbico se antojaba espectacular. No tanto por las creaciones que teníamos en mente hacerlas realidad sino por sobrevivir juntos en un lugar inhóspito, viajar lo más lejos que nos permitiesen los dedos sobre el teclado y vivir aventuras virtuales como nunca lo habíamos hecho.
Es dificil explicar la sensación, ni siquiera los mmorpg te daban la libertad y ese ritmo desenfadado pero épico que Minecraft te regalaba. Nos pasamos dias construyendo un castillo que más de un monarca fantástico hubiese querido, una linea ferroviaria
eterna que comunicaba como tres continentes inmensos, una pirámide maldita que servía de
escarmiento a los indeseables que aspiraban saquear sus tesoros y un coliseo donde se llevaban a cabo
arduas batallas contra ejercitos de monstruos boosteados con pociones mágicas, evento que muchas veces por pasarnos siete pueblos con los mobs se nos terminaba lagueando cosa mala el server.
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Nos faltó terminar la isla de la calavera pero nuestro parque de atracciones faltón les resulto la polla a las ovejas. |
Era muy hermoso irse con una espada cochambrosa a una gruta con lava y que, seguramente, estaría repleta de arañas. Pero tambien dejar
notas ocultas para que los demás miembros del clan, paseando por ahí, terminasen descubriéndolas... o trampas letales automáticas que les reventasen el cuboculo. Todo tenía su lugar y era grandioso.
Como digo, creo que sin duda ha pasado ya su momento, pero su actualización constante hace a los fans volver de vez en cuando a él, así que aquí sigue habiendo tema... pero vamos. Esperamos ansiosos el día que Mojang se le ablande el corazon de una vez,
estreche las manos con Valve y que podamos ver en la gran comunidad, que Steam es a día de hoy, el dichoso juego (Eso y que decidan rebajar su precio de los 25€ que lleva valiendo durante años) porque seguramente un nuevo
boom minecrafter resurgiría de estas cenizas apenas chisporroteantes. Porque todos los logros que podrían salir de ahí, accesibilidad a los mods, facilidad de búsqueda de servers o las medallas y cromos serían complementos estupendos para
fortalecer la leyenda.
Le pediría muchas cosas al Minecraft: que metiesen
más bosses y variedad de enemigos, eventos, easter eggs, mundos paralelos como
el Nether o el End, la cuerda que tenga el juego puede no terminar nunca si facilitan más las cosas a los jugadores y siguen añadiendo nuevo contenido sin cesar. Ver como las últimas versiones del título (la de WiiU y PSVita)
siguen vendiendo como churros por el mundo, solo hace que piense que o bien la gente está muy cansada de la oferta videojueguil del momento (que no les puto culpo, porque los AAA son prácticamente esencia mierdosa), o bien la gente
tiene un capital inmenso que no sabe que hacer después de adquirir un ferrari y unos dientes de oro, o bien que el espíritu de Minecraft sigue
calando muy hondo tanto en neófitos y veteranos.
Sea como sea, puede que valga la pena que se quede así, en la memoria colectiva de muchos de forma latente. Un lustro de moda extrema es mucho más de lo que consigue cualquier otro juego y antes de destruir por completo su reputación es necesario decir
basta. Gracias a su mera existencia los juegos indies
comenzaron su edad dorada, gracias a él los
sandbox abrieron sus mentes, gracias a él muchas personas aparcaron sus prejuicios gráficos a cambio de verdaderas aventuras. Hay demasiado que agradecerle al juego en si.
Nada acaba, todo se transforma que dice una frase famosa, verdad? Aquí pasa lo mismo,
Minecraft plantó la semilla y han ido brotando experiencias similares con caracter propio: que si Terraria, que si Ace of Spades, que si Trove, que si Starbound, que si Lego Worlds (agh)... más todos las Apps clónicas que sirven a muchos como sustituto directo del original.
No soy un tio positivo ni mucho menos, más bien lo contrario me hundo con facilidad, pero en esto, con algunas de las cosas que he ido descubriendo, me siento optimista.
Una vez más, ya veremos.