3 ago 2015

[RE(TRO)VIEW] WarioLand

Da igual las vueltas que le quieran dar al asunto, Bowser es una desgraciada tortuga dinosaurica con ningún interés en el panorama videojueguil, no tiene originalidad durante sus apariciones estelares y se pasa la puta vida suspirando por una hembra que no es ni de su misma especie (si lo piensas bien, el término que le pega mejor es zoofílico). O te pasas un año sabático refrescando tu malicia leyendo a los mayores cabrones de la historia o bien toca jubilarse ya, tortugo!

¿Pero qué seria de Mario sin Bowser?¿El acabose? Nada de eso, porque en la sombra siempre acecha el que considero yo como su mayor némesis, la contraposición del fontanero, lo más ruín que los videojuegos han creado nunca: Wario.

A pesar de que la vitalidad de sus títulos ha descendido con el paso de los años, Wario es un representante básico desde hace mucho de la gran N. Encajó tan bien siendo el antagonista macabro, basto y loco de Mario durante 'Super MarioLand 2: 6 golden coins' que en apenas un año apareció su videojuego propio e intransferible que daría nombre a otra saga independiente y prodigiosa del Nintendo de los 90: 'WarioLand'. ¿Qué?¿Podrás hacer algún puto día eso tú, Bowser?¿Que no te han ofrecido todavía nada? Sigue esperando, sigue jajajaja.

Wario es el tio más ávaro de la historia y el más guarro en cuanto a jugarretas. Durante los sucesos del SML2 el fontanero consiguió llegar hasta él (cosa que no supimos quien estaba armando tanto lio hasta el final del juego) y le echó a patadas del castillo que había "okupado".

Hubo una época en que no se separaban ni con disolvente.

Tiempo después el bigotudo se mete en un bote y termina en una isla custodiada por piratas comandados por la capitana Syrup, la que será a partir de este juego otro grano en el culo para Wario, aunque ¿quíen no lo és para él? Seguro que ni su hermano se salva.
Al parecer los piratas han robado una estatua gigante de oro de la princesa Toadstool (nombre de soltera de Peach) y al enterarse del notición Wario sale escopeteado hacia su ansiada fortuna y, si se da el caso, conseguir un castillo de una vez por todas.


Una historia sencilla que esconde un juego grandísimo. Hablamos de un cartucho plataformero de scroll lateral bidimensional, sin compatibilidad total con la gama cromática de GBColor así que ya sea en cualquiera de las tres GameBoy podrás jugarlo de forma practicamente idéntica.

El desarrollo del juego no difiere demasiado a los plataformas conocidos hasta la fecha. Wario debe ir avanzando por las diferentes zonas de la isla, pasándose los niveles y haciendo pillar a todo el que se cruce en su camino a base de placajes.

Es tan cabrón Y TAN PUTO ADORABLE!!

Bajo la estela de su archienemigo, Wario puede cambiar de aspecto con power ups, pero nada de tomar setas alucinógenas, aquí el machote para crecer fuertote se mete entre pecho y espalda cabezas de ajo, enteros y sin masticar. Así tenemos a un miniwario torpón sin ningún tipo de defensa salvo su salto, el que podríamos llamar "Super Wario" o su forma original que se estampa con todo lo que pilla y la versión mejorada de éste que por alguna extraña razón quisieron demostrarnos su fuerza bruta añadiéndole un casco con astas de toro, el cual le proporciona potencia máxima para romper bloques de un solo golpe, provocar terremotos con el culo y un placaje mucho más potente que le hace flotar en el aire.


Hay otras dos transformaciones finales para Wario a parte del modo toro: el Wario Dragón, como un lanzallamas andante; y Wario Volador, el más rápido y ágil con diferencias que además es muy útil para atajar cuando tienes prisa en un nivel. Cada vez que al mostachudo le toque un enemigo éste perderá un nivel de estado y cuando reciba un golpe en el modo mini perderás una vida, así funcionan los plataformas, no?.

[!] Pues a partir de éste primer Land, los demás episodios de la saga no se plantearon en términos comunes plataformeros. En las siguientes dos entregas Wario cambia de forma, sí, con muchísimas más opciones que en éste juego, pero además no cuenta con vidas ni salud y el desarrollo del juego es una prueba sin fin hasta que te lo puedas pasar. Menos agobiante por el temor del Game Over pero igual de desquiciante cuando por cada golpe recibido perdías una cantidad ingente de monedas, no os penséis que ésto le resta dificultad a la cosa.

Kitchen Island la base de los piratas del azucar moreno, JUAS.

Algo curioso es que en un juego tan temprano (94) y en tal portátil apareciesen niveles alternativos, así que os encontraréis en la tesitura de tener que elegir varias salidas en algunos niveles que os llevarán a capítulos alternativos de la historia que son necesarios para completar el juego al 100%.
Además, no solo ocurre esto en lo que hace a los niveles, hay zonas enteras ocultas que descubriréis únicamente si investigáis a fondo el mapa.


Pero todavía hay más, Wario en su intento por hacerse muchimillonario pillará todo lo de valor que encuentre a su paso, y esto incluye tambien tesoros ocultos dispersados por todo el mapa custodiados por puertas blindadas con la calavera de ¿un titán?. No es un trabajo muy complicado, pero si entretenido, el encontrarte una llave en un nivel significa que algún tesoro anda cerca, así que le tocará cargar a Wario con ese pedazo de metal de esos típicos que entregan a los heroes del pueblo y demás chusma famosa hasta encontrar la dichosa puerta. Luego, una generosa recompensa con forma variopinta os espera.

Y como es básico para un juego plataformero que se precie, hay enfrentamientos con jefazos finales. Un pingüino boxeador, una cabeza endemoniada gigante, el minotauro... el diseño es sencillo pero molan bastante, la pega es que son rematadamente fáciles de abatir ya que habrán pocas técnicas de éstos bosses que te supongan un verdadero problema (en lo personal el vendabal del jodido pollo pirata me costó mil infamias).

Eso mezclado con el corto abanico de ataques y habilidades de Wario obtenemos unas estrategias demasiado previsibles, unos combates nada versátiles y bastante decepcionantes. Cuestion que se repite en los demás WarioLand pero mejorando la curva de dificultad gracias a la velocidad de los bosses o ingenio en el combate.

Los bloques cara son
muy graciosos ellos.
El control del juego puede que sea el mayor punto negativo del título. Movimientos torpes del protagonista mezclados con bugs en sprites móviles que bajan el frame rate de la partida cuando aparecen más de tres enemigos en pantalla pueden desquiciar un poco al jugador novato. Pero nada que sea insuperable ni de lejos.

A nivel gráfico es muy agradable a la vista, monocromo sí, pero hay muchos efectos visuales a tener en cuenta en un cartucho tan humilde. La diferencia entre texturas está muy bien definida: piedra, arena, hielo o madera se plasman perfectamente. Fondos de nivel sencillos pero muy convincentes como columnas antiguas o cielos estrellados, y efectos de líquidos como agua o lava yo diría que casi inmejorables hasta aquella fecha. Además la estética burlesca e inocente de Wario como la de los enemigos (que parecen todos fabas) se mezcla con detalles oscuros como la aparición constante de calaveras en los niveles o el bosque aquel lleno de malditas caras. Un buen contraste.


Lo que hace al apartado musical, es canela en rama, señores zumbaos. Lo que no consigue alterarnos o emocionarnos a nivel gráfico lo consigue con su banda sonora. De nuevo la música lo consigue, es cierto que tengo especial afinidad con los temas de 8-bits pero de entre muchos de los juegos que recuerdo WarioLand tiene temazos inconfundibles de esos que suenan y siempre hay alguien que te dice "Oh ¿te mola el Wario?" o "La leche, me suena un huevo..."







Si a todo éste jolgorio de elementos le añadimos la posibilidad de tener no uno ni dos sino 6 finales diferentes el juegos se convierte en una pedazo de joya incalculable. Vale, es cierto que me he puesto muy sensacionalista, los finales son el mismo pero diferenciando la recompensa que conseguirá Wario, y ésto dependerá de si has conseguido los 15 tesoros ocultos y un señor botín. Pero decir que el premio definitivo es inmejorable... al menos para una mente tan ególatra como la de éste locuelo bestiajo.


En la revista de Nintendo Power se anunció el juego con el Wario llevando la gorra dracónita rodeado de repollos y espárragos, no nos olvidemos de que la isla de Syrup, e incluso su propio nombre, tenía temática alimenticia (Rice Beach, Sherbet Land etc).

[!] Al año de aparecer el juego sacaron una secuela algo olvidada por todos y es que Wario fue uno de los embajadores de la Virtual Boy, la primera consola 3D de Nintendo.


El juego exprimió muy agusto las capacidades tridimensionales de la consola, se sigue hablando de dicho título como una reliquia en una máquina maldita, y a pesar de su corta duración todos los que lo han jugado concuerdan en que la experiencia plataformera fue única. Seguimos esperando un remake para la 3DS, porque ahora ya no hay escusas de hardware que valgan.

Pasaron los años y, aunque parecía que no llegaría nunca, en 1998 la secuela directa apareció sin subtítulos que eclipsaran su nombre. Un título enteramente para él con cientos de cambios y donde comenzó realmente a detallar su estilo propio. WarioLand 2 es mi preferido de la saga y ocupa un lugar muy alto en mi ranking de juegos de GameBoy, espero poder algún día hablaros de él a cascoporro para que compartáis mi bendita devoción...


WarioLand (1994)
GB
GÉNERO: Plataformas (2D)

PROS: Bifurcación de niveles y zonas, música excelente, muchos secretos escondidos, escenarios modificables, varios finales alternativos.

CONTRAS: Fallos en sprites cuando se satura la pantalla, jefes demasiado sencillos, minijuegos tontunos de victoria random. Si te sabes el truco maestro, el juego pierde todo el sentido.

ALTERNATIVAS DEL GÉNERO: Rayman (PsX), Limbo (PC), Shantae (GB), Mickeymania (SNES)

NOTA DE RETROZUMBAOS: 7/10

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